En el mundo de la danza uno puede pensar que ser profesional y empezar a entrenar con una edad avanzada es totalmente incompatible. La verdad es que varios ejemplos nos demuestran que esto no es cierto.

Martha Graham, Rudolf Nureyev y José Limón comenzaron a entrenar en su adolescencia o más tarde. David Zurak, Gordon Peirce Schmidt, Keith Sabado y Jennifer Macavinta, todos en las principales compañías, también comenzaron tarde.

Factores de éxito para el bailarín adulto

A menudo, aquellos que inician la práctica del ballet tarde sobresalen en otras especialidades como por ejemplo la gimnasia o las artes marciales antes de enamorarse de la danza. Pero no siempre, a veces la pasión por el baile parece salir de la nada.

La pregunta entonces es, ¿cuáles son las características que permiten que los principiantes adultos tengan éxito contra todo pronóstico? Ciertamente, la habilidad natural hace mucho, pero como todo en la vida también es producto de un cóctel que incluye compromiso, disciplina, enfoque y suerte.

El ejemplo de David Zurak

David Zurak, es el ejemplo de aquella persona que en sus orígenes se sitúa en las antípodas del baile y ha acabado siendo miembro de la Compañía de Danza Martha Graham. Tomó su primera clase de baile cuando tenía 23 años. Antes de eso, se autoproclamaba como una rata de biblioteca. Es titulado en ingeniería eléctrica por la Universidad de McMaster en Ontario.

¿Cómo se pasa de ser una rata de biblioteca a bailarín profesional?

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En la universidad, sucedió algo que cambió su vida: vio una actuación de danza de Peggy Baker y en ese momento experimentó algo “muy profundo”.

Después de graduarse, Zurak tomó tantas clases de ballet como pudo, asistió a intensivos de verano y talleres de ballet y practicó en el Banff Festival Ballet. Cada vez que se integraba a un nuevo entorno, los directores veían su talento, lo suficiente como para otorgarle un seguido de herramientas para que pudiese demostrar todo lo que había aprendido; una beca en la escuela Merce Cunningham, un lugar temporal en la compañía de Les Grands Ballets Canadiens de Montréal, y un puesto en Lucinda Childs Dance Company.

Gordon Peirce Schmidt, de campeón de gimnasia a Bailarín profesional.

Gordon Peirce Schmidt se convirtió en coreógrafo residente del Ballet de Chicago, y desde entonces ha coreografiado más de 40 ballets para el Ballet de Grand Rapids, pero mucho antes que esto fue un gimnasta campeón en la escuela secundaria. “Siempre quise bailar”, dice. “Pero, como adolescente, pensé que era demasiado tarde, así que no lo perseguí”.

Schmidt asistió a la Universidad Estatal de Louisiana con una beca de gimnasia, y en su segundo año acompañó a un amigo a la clase de baile con el entendimiento de que el ballet ayudaría a su gimnasia. Solo le tomó unas pocas clases antes de que él decidiera ser un bailarín de ballet. “Lo que más recuerdo es que no quería perder la oportunidad”, dice Schmidt. “Me dije a mí mismo: ‘Tienes una vida que dirigir; “Si crees que debes insistir en algo, debes buscarlo”. Entrenó con Phoebe Brantley en Baton Rouge y ganó una beca en el estudio Ellis-DuBoulay en Chicago. Más tarde actuó con el Maryland Ballet, el Milwaukee Ballet, el Chicago Ballet y fue el primer estadounidense en recibir un contrato a tiempo completo con el Vienna State Opera Ballet.

Creer en tu trabajo es la clave, no importa la edad.

Zurak lo tiene muy claro y es consciente que disponer de la ventaja de ser alto sin lugar a dudas podría haberle permitido trabajar en la danza en cualquier lugar, pero la mala impresión de ver a muchos bailarines que habían sido contratados demasiado pronto y no habían llegado a explotar su potencial provocó que Zurak se dijera a sí mismo “puedes esperar, trabajar no es suficiente, tienes que hacer un trabajo en el que crees”.

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